domingo, 28 de febrero de 2016

Domingo III de Cuaresma

Evangelio según San Juan 2,13-25.

Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén
y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas.
Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del Templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas
y dijo a los vendedores de palomas: "Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio".
Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: El celo por tu Casa me consumirá.
Entonces los judíos le preguntaron: "¿Qué signo nos das para obrar así?".
Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar".
Los judíos le dijeron: "Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?".
Pero él se refería al templo de su cuerpo.
Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado.
Mientras estaba en Jerusalén, durante la fiesta de Pascua, muchos creyeron en su Nombre al ver los signos que realizaba.
Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos
y no necesitaba que lo informaran acerca de nadie: él sabía lo que hay en el interior del hombre.

Delante de tus ojos
ya no enrojecemos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.
En medio de los pueblos
nos guardas como un resto,
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.
Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.
¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor, que es justo,
revoca sus decretos:
la salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo. 

Amén.

domingo, 21 de febrero de 2016

Domingo II de Curesma

Evangelio según San Marcos 9,2-10.

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos.
Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.
Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor.
Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo".
De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos.
Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los muertos".



Se acaba el tiempo, llega la Pasión,
el humano clamor, la noche oscura,
se plegarán las alas de la Altura
y se impondrá la gran tribulación.
Jesús sabe la débil condición
de sus fieles apóstoles, procura
fortalecer su fe con la ventura
de prever la final Resurrección.
Con Juan, Santiago y Pedro, que estarán
en la agonía de Getsemaní,
sube la monte Tabor, ascenso místico.
Alcanzará la cima el nuevo Adán,
mostrará que es divino, es el Rabí
que dará Vida en pábulo eucarístico.


domingo, 14 de febrero de 2016

Domingo I de Cuaresma

Evangelio según San Marcos 1,12-15.
En seguida el Espíritu lo llevó al desierto,
donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo:
"El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".





Junto con este favorable tiempo

danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.



La fuente que hasta ayer manó delitos

ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.



Ya se avecina el día, el día tuyo,

volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.



Oh Trinidad clemente, que te adoren

tierra y cielo a tus pies arrodillados, 
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. 


Amén


miércoles, 10 de febrero de 2016

MÍERCOLES DE CENIZA


Yo soy aquella María
del linaje de David:
¡Oíd, hermano, oíd
la gran desventura mía!
A mí me dijo Gabriel
que el Señor era conmigo,
y me dejó sin abrigo
más amarga que la hiel.
Díjome que era bendita
entre todas las nacidas,
y soy de las doloridas
la más triste y afligida.
Decid, hombres que corréis
por la vía mundanal,
decidme si visto habéis
igual dolor que mi mal.
Y vosotras que tenéis
padres, hijos y maridos,
ayudadme con mis gemidos,
si es que mejor no podéis.
Llore conmigo la gente,
alegres y atribulados,
por lavar los pecados
mataron a un Inocente.
¡Mataron a mi Señor,
mi redentor verdadero!
¡Cuitada!, ¿cómo no muero
con tan extremo dolor?
Señora, santa María,
déjame llorar contigo,
pues muere Dios y mi amigo,
y muerta esta mi alegría.

domingo, 7 de febrero de 2016

V. El Ángel del Señor anunció a María. 
R. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. 
Dios te salve, María, Llena eres de...

V. He aquí la Esclava del Señor. 
R. Hágase en mí según tu palabra. 
Dios te salve, María, Llena eres de...

V. Y el Verbo se hizo carne. 
R. Y habitó entre nosotros. 
Dios te salve, María, Llena eres de...

V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. 
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oremos: 
Derramad, Señor, Vuestra Gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la Encarnación de Vuestro Hijo, para que lleguemos, por su Pasión y su Cruz, a la Gloria de la Resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.


Pues sois Reina sin igual, 
en Lepanto Vencedora, 
dadnos victoria Señora, 
contra la astucia infernal.

Vuestro carcañal sagrado, 
sujeto al fiero dragón, 
y el mismo en otra ocasión, 
la media luna ha pisado. 
Aquella victoria ha dado, 
a la Fe lauro inmortal.

Dadnos victoria Señora, 
contra la astucia infernal.

Del mar sois divina estrella, 
con cuya gran brillantez, 
fue vencido el arráez, 
y la Fe quedo más bella. 
Por vos ha alcanzado ella, 
beneficios sin igual.

Dadnos victoria Señora, 
contra la astucia infernal.


martes, 2 de febrero de 2016

Purificación de Nuestra Señora


Hoy salen del templo
Dios y María.
Los pastores se alegran,
bailan y gritan.
De derramar sangre
su sangre misma,
por sanarle al hombre
la mortal herida,
cuando de verterla
le trae María.
Los pastores se alegran
bailan y gritan.