Todos los rosaristas colmados de felicidad sabiendo que
somos hijos de Dios, y esperanzados en encontrarnos llegada la hora ante su
divina presencia en Cristo Resucitado, nos alegramos porque también sabemos que
la Bienaventurada Virgen María, Reina de Cielo y Tierra, nos ampara como Madre
del Altísimo cuando nos acogemos a ese divino regalo suyo que es el Santo
Rosario.
Como devotos de
Nuestra Señora solo nos queda llevar a gala el orgullo de ser Rosarista, y por
ello alegres proclamamos:
¡Viva la Virgen del Rosario!
¡Viva la Copatrona de Granada!
¡Viva la Patrona del Realejo!
¡Viva la Vencedora de Lepanto!
¡ Viva la Capitán General de la Armada!
¡Viva la Reina de Santo Domingo!
¡Viva la Madre de Dios!