Rotundo se va expandiendo, como
el humo del incienso, el ultimo acorde de la Salve Marinera, inundando con su
solemne cadencia todos los rincones de la plaza. Poco a poco, en el culmen de
la espadaña, inicia su volteo la más pequeña
de las campanas; solo tiene el deseo
de calmar su marcha y hacer que palpite más sereno el auge de la
despedida.
De repente un destello se adueña
de la explanada, estalla la palma real conmoviendo los corazones de los que
están orando en la plaza. Levanta el paso al cielo, solo se oye el rechinar de
treinta almas costaleras que la han paseado por Granada. Las esmeraldas de su
corona han traspasado el dintel, la Reina de Santo Domingo ya pisa el suelo de
su bendita casa. Y entonces el cornetín pica con maestría los primeros acordes
de la Real marcha… Estallan los aplausos, los vivas, se llenan los ojos de
lagrimas...
Y aquí es donde la imagen se difumina, todo empieza a tornarse borroso, Granada empieza a despertar de su dulce letargo, los rayos bañan sus ojos; entonces descubrimos que aún queda la espera, nos damos cuenta que este Octubre ha sido solo un sueño del que nunca hemos querido despertar; que todavía quedan muchas cuentas del Santo Rosario que rezar al lado de Ella; de la Madre, de la Virgen, de la Patrona, de la Capitana y Reina: Nuestra Señora del Rosario Coronada, que es venerada cada noche en el particular Octubre de nuestros sueños.
!Viva Nuestra Señora del Rosario Coronada!
!Viva el mes de Octubre!
!Viva el sueño Rosarista!
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