Después de tanto anhelar, ha llegado a nuestra puerta: ese anhelo.
Se ha posado sobre nosotros ese bendito tiempo: raudal de ilusión y gozo que nuestras almas congela.
Antes de lo esperado y en medio de la dulce espera; ante el arrabal se ha encarado, sin llamar a su puerta, ese huésped venturoso que a cada instante espera.
Ha impregnado con su perfume: a barro y hojas secas, cada rincón del barrio; y con ese deleite del que rebosa, el perfume ha tornado: cambiose ya el barro por rosas y las hojas secas por nardos.
Se respira otro ambiente, todo ha cambiado y la brisa como celestial heraldo se recrea en la plaza donde todo fue concebido y susurra a Fray Luis al oído: que el tiempo se ha cumplido, que la espera ya ha acabado, la cuenta atrás ya termina y el Realejo ya está preparado.
Ya entorna los ojos este arrabal agraciado y se abraza al sueño que hoy ha comenzado, porque ha llegado OCTUBRE, EL MES DEL SANTO ROSARIO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario