En torno al júbilo por Vuestra pura e inmaculada concepción,
Señora, a Vuestras plantas divinas nos
postraremos, unidos a las voces de los que nos precedieron: defendiendo que Vuestra alma pura, no conoció el
extravió, que propició el humano género.
Descontentando las horas empleamos los días y entre fugaces
juegos de Morfeo, tratamos de de esbozar ese instante, para hacer más liviano:
el lapso que desembocara en el ansiado encuentro. Mas ni el más certero sueño
podrá igualar al instante eterno en el que se cristalizara nuestro curso. Sin
vacilación alguna, de nuevo acudiremos, al cautiverio placiente, cuando vuestro
delicado ambiente nos haga prisioneros. Esposadas
por vuestro perfume, en Vuestra morada
celeste, quedaran nuestras almas, aunque nuestros efímeros cuerpos,
regresen al singular Lepanto del día a día . Y
juntas todas las almas, en Vuestro terrenal Reino, desgranaran el salterio,
implorando que se repita ese irrepetible momento, que cada año regresen a tu
palacio celeste a la vez que terreno y que al retornar al Padre, algún día, podamos
hallarnos para siempre, juntos al coro de los ángeles, santos y los rosaristas
que nos precedieron, en Vuestra Eterna
presencia en el Camarín del Cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario