¿Otoño?
¿Quien dijo otoño, lluvia, melancolía, frió, marrón y amarillo, tristeza, tormenta,
viento u hojas secas? Si en esta tierra bendita, como si de mayo se
tratara, ha brotado una imberbe primavera del alma de la niña de ciprés y agua.
¡Cuán extraño prodigio! ¿Cuál será su explicación?
- Pero la respuesta solo pude hallarla en la voz de Granada y en su corazón.
Al
llegar el mes glorioso en el que todo es ensueño, el Corazón de Granada se
traslada al Realejo. De su interior solo brotan plegarias y alabanzas que tornan
en un celeste vergel cuajado de flores y cera, que adelantan la primavera al MES DE OCTUBRE GLORIOSO.
Cuando
llega el mes de OCTUBRE a esta tierra bendita su corazón palpita con pulso
diferente, se percibe entre sus gentes una atmósfera distinta, el tiempo corre más
deprisa en busca de una gloriosa meta que anhela a cada instante. Son treinta días
de gracia, treinta días de en ensueño, en los que a cada instante como niños,
tocamos con las manos el cielo.
Desde
que el esperado mes de OCTUBRE llama a nuestra puerta, por celestial decreto,
se juntan el cielo y la tierra. No hay forma de distinguir lo humano y lo
divino, lo trascendente de lo inmanente, lo material de lo eterno, porque cielo y tierra se han unido y una centuria de ángeles, entre cantos celestes
y triunfales trompetas han entronizado
en Santo Domingo a Nuestra Augusta Reina. Ya están sus benditas plantas pisando
otra vez esta celeberrima y heroica tierra que durante este mes glorioso es aún más si cabe: ¡GRANADA
DEL ROSARIO!
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