"No le falta a María:
Ni la fe de los Patriarcas,
ni la esperanza de los Profetas,
ni el celo de los Apóstoles,
ni la constancia de los Mártires,
ni la templanza de los Confesores,
ni la pureza de las Vírgenes".
Ni la fe de los Patriarcas,
ni la esperanza de los Profetas,
ni el celo de los Apóstoles,
ni la constancia de los Mártires,
ni la templanza de los Confesores,
ni la pureza de las Vírgenes".
Si María es modelo de todas las virtudes, los Santos tuvieron
en Ella un espejo en donde mirarse, un estímulo para superarse. Ella como Madre
reprodujo todas las virtudes, que están al alcance de las personas. La
ejemplaridad de María está en todos los órdenes y para todos los estados. Nos
confirma esto el ejemplo de los Santos, quienes con el auxilio de María han
llegado al grado de perfección del que en el cielo disfrutan.
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