miércoles, 13 de febrero de 2013

Miércoles de Ceniza

Cuando vuelto hacia ti de mi pecado 
iba pensando en confesar sincero 
el dolor desgarrado y verdadero 
del delito de haberte abandonado; 

Cuando pobre volví a ti humillado, 
me ofrecí como inmundo pordiosero; 
cuando, temiendo tu mirar severo, 
bajé los ojos, me sentí abrazado. 

Sentí mis labios por tu amor sellados 
y ahogarse entre tus lágrimas divinas
 la triste confesión de mis pecados. 

Llenóse el alma en luces matutinas, 
y, viendo ya mis males perdonados, 
quise para mi frente tus espinas.


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