sábado, 26 de noviembre de 2016

Tal día como hoy, tras una larga y prospera  vida de entrega y sacrifico por Dios y las Españas, exhalo su último aliento, retornado al Eterno Padre, Nuestra Regia Hermana: Su Ínclita y Católica Majestad Doña Isabel I de Castilla, Reina consorte de Aragón, Mallorca, Valencia, Sicilia y Condesa consorte de Barcelona y Reina consorte de Nápoles.
Sin duda los rosaristas le debemos el haber traído a Granada la devoción Dominica y su Santo Rosario y ser la primera hermana de la Archicofradía que desde hace 524 años conserva intacto tan excelso legado.  
¡Gracias eternas Majestad!     


De San Fernando viene tu corona,
que es venir de la sangre unida al Cielo,
y del Cid heredaste aquel anhelo
de alzar la Cruz donde la alfanje mora.
El don de imperio te entregó Castilla
y el Sacramento, de Aragón la estirpe,
Granada se rindió cuando fue en ristre
tu lanza que empuñaste allá en Sevilla.
Con el yugo y las flechas y la espada
–mi Señora Isabel, mi Reina Santa,
América te aguarda en el desierto.
Que otra vez hace falta una Cruzada
y bautizar al ídolo que espanta,
quemar las naves y avanzar resuelto.


ORACIÓN
(Para uso privado)
Por intercesión de la Sierva de Dios

DIOS, señor y padre nuestro, que nos has manifestado tu providencia en la elección de tu sierva Isabel como instrumento de tu gloria en la dignificación cristiana del hombre, en la exaltación de la fe y su extensión al Nuevo Mundo.
Te damos gracias por este don sobrenatural de sus virtudes y de su ejemplo permanente desde las cimas del gobierno de los pueblos para la redención y la salvación de todos.
Te rogamos te dignes perpetuar su intercesión en el Cielo para continuar su obra comenzada en la tierra; y para obtener ahora las gracias especiales y favores que por su medio te pedimos, en unión con Cristo nuestro Señor y Mediador, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina y es Dios por todos los siglos. Amén.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Et fidelium animan, per misericordiam Dei, requiescat in pace. Amén.

V. Ne recordéris peccáta mea, Dómine.
R. Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.
V. Dírige, Dómine, Deus meus, in conspéctu tuo viam meam.
R. Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.
V. Réquiem ætérnam dona eis, Dómine, et lux perpétua lúceat eis .
R. Dum véneris iudicáre sæculum per ignem.
Kyrie, eléison, Christe, eléison. Kyrie, eléison.
Pater noster...
V. A porta ínferi.
R. Erue, Dómine, ánimas eórum.
V. Requiescant in pace.
R. Amen.
V. Dómine, exáudi oratiónem meam.
R. Et clámor meus ad te véniat.
V. Dóminus vobíscum.
                  R. Et cum spíritu túo.
Orémus: Absólve, quæsumus, Dómine, ánimam fámuli tui N. (fámulæ tuæ N.) ab omni vínculo delictórum: ut, in resurrectiónis glória, ínter Sanctos et eléctos tuos resuscitata respíret. Per Chrístum Dóminum nostrum.
R. Amen.
V. Réquiem ætémam dona eis, Dómine.
R. Et lux perpétua lúceat eis.

V. Requiescant in pace.
R. Amen.
V. Animæ eórum et ánimæ ómnium fidélium defunctórum per misericórdiam Dei requiéscant in pace.
R. Amen.

martes, 1 de noviembre de 2016

Regina Sanctorum Omnium


"No le falta a María:
Ni la fe de los Patriarcas,
ni la esperanza de los Profetas,
ni el celo de los Apóstoles,
ni la constancia de los Mártires,
ni la templanza de los Confesores,
ni la pureza de las Vírgenes".

Si María es modelo de todas las virtudes, los Santos tuvieron en Ella un espejo en donde mirarse, un estímulo para superarse. Ella como Madre reprodujo todas las virtudes, que están al alcance de las personas. La ejemplaridad de María está en todos los órdenes y para todos los estados. Nos confirma esto el ejemplo de los Santos, quienes con el auxilio de María han llegado al grado de perfección del que en el cielo disfrutan.