Fotografía extraída de www.cruzalzada.com |
Yo soy
aquella María
del linaje
de David:
¡Oíd,
hermano, oíd
la gran
desventura mía!
A mí me dijo
Gabriel
que el Señor
era conmigo,
y me dejó
sin abrigo
más amarga
que la hiel.
Díjome que
era bendita
entre todas
las nacidas,
y soy de las
doloridas
la más
triste y afligida.
Decid,
hombres que corréis
por la vía
mundanal,
decidme si
visto habéis
igual dolor
que mi mal.
Y vosotras
que tenéis
padres,
hijos y maridos,
ayudadme con
mis gemidos,
si es que
mejor no podéis.
Llore
conmigo la gente,
alegres y
atribulados,
por lavar
los pecados
mataron a un
Inocente.
¡Mataron a
mi Señor,
mi redentor
verdadero!
¡Cuitada!,
¿cómo no muero
con tan
extremo dolor?
Señora,
santa María,
déjame
llorar contigo,
pues muere
Dios y mi amigo,
y muerta
esta mi alegría.
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