viernes, 24 de octubre de 2014

“No ha habido santo ni persona distinguida en saber y virtud, ni comunidad observante, ni seminario bien ordenado, que no haya tenido devoción al Rosario"

Hoy celebramos otro año más la fiesta de un Rosarista que ya alcanzó la gloria de los altares: San Antonio María Claret. 


De su piadosa senda destacan algunos avatares, que pronto lo elevaron a la santidad: vida misionera, compromiso con los pobres y ardiente caridad. Pero el mejor legado que dejo a este mundo fue la congragación misionera del Inmaculado Corazón de María, los Padres Claretianos.


Aunque sin duda, la circunstancia que lo llevo a gozar de la inmensa fortuna de poder postrarse ante la Reina del Rosario y del Realejo, en aquel memorable 11 de Octubre de 1862; fue el cometido que desarrolló a partir de 1857 como confesor de la Hermana Mayor de la Archicofradia del Santisimo Rosario de Granada, la reina Isabel II de España; que junto al Santo que hoy conmemoramos se postro ante la Virgen de Lepanto en su viaje a Granada.

De la voz de nuestro Santo Rosarista brotaron no pocos alagos, signo de su amor por el Salterio: “No ha habido santo ni persona distinguida en saber y virtud, ni comunidad observante, ni seminario bien ordenado, que no haya tenido devoción al Rosario".

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