domingo, 16 de diciembre de 2012

Tercer domingo de Adviento


Gloriosa Reina del Santo Rosario, alegraos siempre en el Señor, porque El está cerca de cuantos lo invocan de veras.
En este domingo del regocijo, con la nueva candela que prende  y con Vuestro celestial patrocinio, hemos abierto el pórtico que da paso a la  senda de la esperanza clausurando el camino  de sosiegos que hoy culmina. Hoy solo podemos daros gracias por habernos acompañado y apacentado en esta travesía de singular dilación.Un trayecto que hoy culmina y se postra en la puerta de la Fe que anhelamos acrecentar con Vuestro auxilio.
Sabed celestial Princesa, que  todo los sacrificios de nuestra vida solo pueden traducirse en eterno agradeciminto a Vuestro benigno amparo.
 
 
 
Virgo parens Christi benedicta,
Deum genuisti: fulgida stella maris,
 nos protege, nos tuearis.
Dum tibi solemnes cantant agmina laudes.
Intercede pia pro nobis, Virgo Maria.
 

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